En este libro, donde las cartas son un enjambre de mariposas que se lanzan a explorar los caminos de los claroscuros, el horror y la belleza de esta época, se dan un abrazo largo, difícil y necesario. Un aleteo dulce de realidad salada, fueron estas cartas para mí y espero que sean una revelación para ustedes, queridos lectores y lectoras, o una epifanía que pueda permanecer en sus corazones cuando todo arda. Entre la primera carta que recibí y la última pasó un poco más de un año; y tantas cosas ocurrieron que aún nos generan asombro y dolor. ¿Seremos capaces de leer estas cartas también como crónicas?