Como trasfondo el mar. Apacible o crispado.
La novela “Agua Cruda” se desliza por geografías y tiempos familiares para abordar el encuentro entre Horacio que vuelve desde Europa y su padre ya muy fragilizado. El encuentro transcurre en medio de un torrente narrativo memorioso. Horacio, el hijo, rememora, mediante una cuidadosa construcción de escenas, de relatos, de ficciones, el deseo de iluminar la memoria de una vida paterna que se hunde. El hijo, se detiene en la Unidad 10, sitio de encierro, antiguo espacio de trabajo de su padre médico, una donde conviven la locura y el crimen. Allí, en ese confinamiento, la narración se detiene en la parquedad, en lo no dicho, en la estela de signos que atraviesan a los guardias y los recluidos.
Marcos Crotto articula, mediante el cuidadoso y excelente despliegue de su escritura, un libro complejo, poético, cruzado por una diversidad de imágenes que apuntan a una multiplicidad de caminos y destinos distintos. La figura del padre es concreta pero también genérica: Un flujo memorioso, líquido que necesariamente va a desembocar en un mar que contiene cada una de las embarcaciones en las que se sumergen las vidas.
Diamela Eltit