A un curioso periodista platense le llega el primer Diccionario Erótico del Río de La Plata de un tal Victor Borde, cuyo autor no es otro que el alemán Lehmann-Nitsche. Detrás del seudónimo, de esa doble personalidad, se acumulan manuscritos ocultos, cartas, informes, y en cada uno de esos textos asoma el nombre de Hitler. O mejor dicho, de Jitler. Y como en un laberinto borgeano, surgen preguntas: ¿Hitler arribó a la Argentina? ¿Su cuerpo estuvo momificado en el Museo de La Plata? ¿Su cráneo permaneció en el cuerpo de un araucano? La novela ensambla conceptos de la antropología, datos históricos, poemas anónimos con la pesquisa detectivesca. Y tal como dice Luis Chitarroni en el prólogo. "Gabriel (Báñez) nunca necesitó autorización para visitar el género que quisiera, y uno advierte en gran medida qué grado tan alto de profesionalismo y de fruición ponia en juego. Es dificil, en todo caso, encontrar en Jitler, algo que no resulte sorprendente o entretenido".