"Llegamos a Portland a hospedarnos en casa de Willey, el novio de mi tía. Willey había sido médico militar y Black Panther en su juventud; todos los días realizaba la misma rutina que incluía un desayuno abundante de huevos con tocino, sémola de trigo y pan tostado, la lectura de un periódico, y dos o tres cigarros en el balcón de su casa.
Yo no fumo, pero el primer día que pasé en esa casa estuve un largo rato en el balcón mirando el río lleno de barcos y aves marinas. Supongo que fue como fumar. Al día siguiente, tomamos la carretera hacia el sur. Mi primo, que mide dos metros, y yo, íbamos aplastados en el diminuto asiento trasero de la pickup roja que Willey llamaba My Baby. Pasamos una noche en el hotel cubierto de nieves perpetuas donde filmaron El resplandor, junto al cráter de un volcán dormido que se convirtió en un lago de color azul zafiro.
Volví a Portland dos años después. Mi madre, mi tía, Willey y yo fuimos al pueblo costero de Newport. Era septiembre. En la misma pickup atravesamos una carretera boscosa y nos detuvimos a comer marionberry cupcakes, hechos con la baya endémica del lugar, en un diner a la mitad de la autopista, donde atendía un par de viejitos amables. Recuerdo que iba con los audífonos puestos y veía pasar bosques sin hojas, de troncos oscuros, luego blancos y al final rojos. Llegamos a Newport. Nunca había estado ante un mar así de gris, así de frío. Incluso en verano la niebla inundaba el pueblo entero y hubo que buscar el hotel entre las nubes."