En su nuevo libro, Berisso 1928. La vida futura, Daniel Samoilovich (Buenos Aires, 1949) entona el canto de un trabajador comunista de origen ruso al filo de la cesantía y aquejado por pesadillas de un porvenir catastrófico. En el título se condensan características propias del objetivismo que el poeta supo cultivar, tanto en su obra como en la dirección del Diario de Poesía: el ojo puesto sobre una localidad específica de la periferia urbana le permite estudiar, como a través de un prisma, cómo funciona el sistema económico de explotación.
Similar a El carrito de Eneas (2003), donde, para la representación de los cartoneros como nuevo fenómeno social, Samoilovich apelaba a la tradición clásica, Berisso 1928 busca hablar del presente desde escenarios pretéritos: así lo deja entrever el pasaje en que un joven David Bronstein perfora un papel con tipos móviles al elaborar un volante político y se pregunta “¿qué dice allí, qué de la época / se escapa por esos puntos negros / rumbo al futuro, a qué futuro que / hará honor o mofa de nosotros?”