Con igual delicadeza y cuidado con que se ata a un caballo, Ariel Bermani escribe estos poemas. Elige materiales poco prestigiosos: las anécdotas y las historias cotidianas. Así, se afirma en la “oquedad” que le permite mostrar, de manera aleatoria, la inútil búsqueda de sentido. No hay apuro ni inquietud en los poemas de Bermani, como un vaquero sin balas dice “Duermo de un tirón / sin culpas / sin causas pendientes”. Hay imágenes luminosas, reflexiones con pretensión de casualidades que nos mueven a releer y esas son algunas de las maravillas del libro. Como en una de vaqueros, el pueblo se hace con quienes llegan, acá está Borges y Prato Murphy, Roque Dalton y Silvia Süller, Martí y Ben Cartwright, entre otres. En este libro el autor es un vaquero que después de atar el caballo dice “Vengo de ahí”.
Maria Insúa.