¿A quién no le gustan las brujas de los cuentos? Esta es la historia de una nena que un día se dió cuenta de que se había convertido en una.
"Nadie sospechaba que Serena era bruja ¡Ni siquiera ella! ¿Quién iba a imaginarse que cuando estaba así, pensativa, volaba de verdad? Y aunque Serena sabía hacer un montón de cosas que saben hacer las brujas (viajar a la estratósfera, por ejemplo) recién se dio cuenta de todo cuando en la escuela le hablaron de poesía. Y, entonces sí (en medio del alboroto que se armó ese día) aprendió a hacer magníficos hechizos, a volar en escoba y a disfrutar la magia de ser tan distraída.Por suerte, tiene quien la acompañe en toda esta aventura. Porque Fausto no será muy bueno haciendo rimas pero es el mejor amigo que una bruja pueda tener."