Experimentando con los usos y desusos de la lengua, Luciana Caamaño logra un léxico y un estilo propios. “Invento una deidad con rouge y bigotes”, dice un verso, haciendo confluir la libertad poética y –aquello que plantea Judith Butler– la performatividad del género. Lo curioso de los poemas de Vicio y bijou es que son performáticos antes de ser puestos en escena (así como son sonoros antes de ser leídos en voz alta), se muestran a sí mismos mientras están siendo hechos, los vemos derivar y desplegarse juguetones, cual si fuéramos transeúntes envueltos de pronto en el truco de un artista callejero.