La tendencia a reducir el rock progresivo a su variante sinfónica, que adalides entusiastas y detractores acérrimos comparten por igual, promueve una mirada sesgada, ajena a las sutilezas de la historia y restringida a unos pocos esquemas formales derivados de la tradición clásica de la música culta que no le hacen justicia a la compleja metamorfosis que caracterizó el escenario musical británico de los primeros años setenta. La eclosión, apogeo, apoteosis y estertor de la música progresiva pertenecen a un período mucho menos luminoso y bastante más recesivo que el de aquellos años sesenta tan venerados por muchos como la era dorada del rock. Un tiempo diferente que al promediar la década siguiente sumirá a Europa en una perplejidad que adquirirá una inflexión casi apocalíptica.
Este primer volumen parte del análisis de un par de discos seminales que aparecieron en el verano de 1967: Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band, de The Beatles y The Piper at the Gates of Dawn, de Pink Floyd. Las múltiples transformaciones que sufre el rock progresivo hasta su decadencia y su pérdida de influencia comienzan con la transición de la psicodelia al prog hacia 1967 y 1968. A partir del año siguiente surge un underground de sonido más urgente y enrarecido, lejos del optimismo de aquel verano del amor, que sienta las bases del prog inicial. Las relaciones peligrosas entre música pop y orquestas sinfónicas de fines de los sesenta (Procol Harum, The Moody Blues y The Nice) constituyen una de sus consecuencias. Otra consiste en el surgimiento de una contracultura hippie en la zona de Notting Hill y en sus derivaciones en el circuito de los free festivals. Finalmente tres ensayos extensos abordan algunas de las bandas más populares del género: Yes, Pink Floyd y Emerson, Lake & Palmer.
Erudito y ameno a la vez, este libro es una invitación a conocer en profundidad un período clave de la música popular del siglo XX.