«Es una historia de odio. De niña la vi arder en los ojos de mi madre y el resplandor de esa llama no ha dejado de arder en mí desde entonces. La historia debe venir de lejos, tan lejos como se remontan los psicoanalistas, hasta la más tierna infancia, hasta las manos anchas y largas de mi madre agarrándome el pelo, sujetándome el cuello».
Chenneviere es autora de esta deliciosa novela, un texto lírico y visceral que la crítica francesa comparó con Monique Wittig y Annie Ernaux, pero que a mí además me recuerda a uno de esos sueños de los que una despierta sedienta, con la lengua fuera, como la perra que acaba de parir y solo reclama una dulce tregua».