La palabra Conversión nos plantea de movida una ambigüedad: puede tratarse de una conversión religiosa, del pasaje de un estado de materia a otro o bien del establecimiento de equivalencias entre códigos. Este es el desafío que Fratini nos propone. Su libro puede pensarse como una deriva poética por las diversas fases y procesos de transmutación de palabras, minerales, geografías y afectos. Sin embargo, esa conversión no siempre es sencilla ni completa: “Un guardia nos habla en inglés y, aunque conocemos, más o menos, el idioma, no sabemos responderle”, o bien “Cuando la imaginación se proyecta sobre el mapa, quien está mal ubicada no es la persona, sino la ciudad.”
Querida lectora, querido lector: deberás deslizarte con cuidado porque aquí no estamos resolviendo la problemática que se plantea en estos textos, sino sólo trazando las coordenadas dentro de las cuales deberás moverte y tomar tus decisiones interpretativas. Eso sí: no pierdas tiempo; tomá este precioso libro entre tus manos; leelo vorazmente antes de que sea tarde, porque como advierte el propio Fratini: “Cuando lo comprenda, ya nos habremos ido, ya habremos cambiado de lengua”.