La narradora visita casi diariamente a ML., con quien compartió una estrecha amistad y ahora padece mal de Alzheimer. A partir de esos encuentros y los fragmentos de memoria de ML. va construyendo un relato poderosamente conmovedor sobre la desarticulación de una mente que progresivamente va borrando todo de una manera peculiar. Un intento, a través de la escritura, de ?hacer durar una relación que continúa pese a la ruina, que subsiste aunque apenas queden palabras?. ?¿Cómo dice yo el que no recuerda...??, se pregunta la narradora frente a esa mujer que le muestra la casa como si la visitara por primera vez o que es incapaz de decir que ha sufrido un mareo, pero puede traducir al inglés perfectamente un mensaje donde se dice que ella ha sufrido un mareo.