Todo lo obvio deja de serlo en este viaje por el mundo inagotable de las cosas, en que conviven sin contradicción huesos de burro y sirenas artesanales, objetos que transitan por cursos propios, hasta que quedan atrapados en las ficciones del coleccionismo y en el espacio estático del museo. Navegando un mar amplio de objetos y referencias sin respetar fronteras ni mapas cerrados, Irina Podgorny desmonta sin piedad las narraciones que apresan a los objetos en verdades que no son sino fábulas urdidas en el tiempo de la nación. Natalia Majluf
En Desubicados, Irina Podgorny reflexiona con lucidez sobre la intrincada naturaleza de las sirenas musicantes que, armadas con una guitarra, una vihuela o un charango, proliferan en los universos simbólicos de los altiplanos de México, Perú y Bolivia. Poderosas encarnaciones de las tentaciones terrenales, surgen súbitamente para luego desaparecer tanto en la plástica religiosa colonial de los siglos XVII y XVIII, como en el lábil arte popular del XX. Las efigies de estos seres fantásticos –confeccionadas con barro, madera, piedra o tela, y plasmadas sobre muros o lienzos— nos revelan en un altar, una tienda de artesanías, una embajada o un museo cómo el imaginario se crea y se transforma a lo largo de las rutas interoceánicas. Su presencia es el testimonio fehaciente de intensos diálogos culturales entre los amerindios y los pueblos de Europa y Asia. Leonardo López Luján