En el prólogo de la novela Cite en la thick de Liliana Díaz Mindurry, escribe Gabriel Guralnik:
“Hay un cuadro que representa la misma sala donde se encuentra, en forma exacta, con todos sus detalles. Refleja todo, menos la imagen de quien está sentado en el centro de la habitación y buscándolo inútilmente en el marco. Como un mapa de un tesoro donde todo parece estar cosido, excepto el tesoro. Ésta es, en esencia, la primera indicación de la verdad.
Pilar va a la casa de Silvio y no parece estar buscando un regalo. A menos que haya un límite entre lo geométrico y lo amorfo, el agua clara y la arcilla, la cordura y la locura, es un tesoro. Marcos, ausente, está todo el tiempo con ellos. El juego de triángulos se reproduce en cada historia, ya que la misma historia se repartirá en los ángulos. Los colores - negrita, negra, dorada - libros de colores - Agustín, Platón, Kierkegaard - el infinito que son libros de colores - biblioteca, acuario, arcilla - también un cuadrado, desde donde la pintura es negra en el cielo Pilar, campana y deseoismo.
Las imágenes triangulares se entrelazan entre sí, entre sí, a través de un plano desde el que también se entrelazan lo bueno y lo malo. La segunda persona del singular pregunta al protagonista, pero también al lector. El contrapunto del diálogo, cuando aparece en segunda persona, golpea al líder, sigue dirigido hacia el protagonista. El ritmo del reportaje, vibrante, con precisos cambios de velocidad, borra para no soltar la mirada del texto hasta el final.
Eres el misterio que atraviesa la novela hasta el último párrafo. ¿Quiénes son Pilar, Silvio y Marcos? ¿Quién disparó los tres tiros? ¿Cuál fue la causa del homicidio? En la intriga de los personajes se forma una figura a partir de la cual se muestra al triangular una matriz de vértices opuestos. La violencia es paz, la geometría es caos, el grito es vacío. La familia de Pilar también parece estar allí, con ella y Silvio, prestando atención a una historia, una trama que no es de quienes viven allí. La defensa inútil del boxeador fracasado, el conocimiento del biólogo autoritario, el espesor como última barrera de protección contra el miedo, contra lo indecible.
Pero también como parte de él indeciso. Porque el grosor es el abismo indistinto de las palabras. Es agua y palabras y silencio y arcilla. Es el juego de los opuestos que se fusionan y son el espacio entre los lados del triángulo. En esta realidad que abandona, que se contamina de palabras, Pilar busca una oportunidad fundamental, que por algún motivo ha sido olvidada. Busco con Silvio, a pesar de Silvio, contra Silvio. Las imágenes cambian de orden y en cada permutación revelan algo nuevo. Marcos, el ausente, se insinúa como operador de la permutación.
Hay narraciones que son como el mapa de un tesoro, desde donde cada detalle va sellando este tesoro que se anuncia desde el comienzo de la historia. En otro, más sutil, hay flechas que indican dónde encontrar lo que estás buscando. Todo el plan cambia, excepto el tesoro. Si luego creas una búsqueda, una ruta que enlaza el siguiente enlace, creando con la lección, y el tesoro aparece en lo menos pensado del plan. Porque el plan es genial. Quería crear esta historia, algo más que un escritor. Algo más, quizás, que un poeta. Demasiados narradores, tanto, lo entiendes. Liliana Díaz Mindurry siempre lo hace posible ”.