Alpinista, albañil, cronista, camionero, pescador, vagabundo en Roma o París, puño en alto entre puños en alto, leyendo Viaje al fin de la noche en el tren de camino a la fábrica y La montaña
mágica en el vagón de regreso, rescatista de guerra, poeta, traductor del Antiguo Testamento y multipremiado autor de más de cincuenta obras, Erri de Luca nació en Nápoles en 1950 y desde
entonces acumula experiencias extraordinarias en su hoja de vida con la misma audacia con que compone sus libros. Entre ellos El más y menos, aquí en versión de Javier Folco.
¿Cómo comienza la historia que cruza la vida y la literatura de este bienamado hijo no pródigo de un lector que compraba libros por kilo y para el que acaso haya estado escribiendo desde
siempre? En la infancia. Más precisamente, en la escuela: “Un día nos fue asignado tema libre, inventar una fábula. (...) Había que inventar una historia de animales. El inesperado permiso me
picaba el cráneo. Escribí sin parar, apretando el bolígrafo hasta que me dolieron los dedos”, cuenta en esta colección de memorias simples y encantadas por una pulsión aforística, como si del
recuerdo brotaran naturalmente las epifanías.
“Así me encaminé a meter la vida en la estrechez de las palabras”, escribe el italiano desde la cima de una montaña o fundido con los versos libres del mar Tirreno. Y en todo momento idéntica
tensión: la escritura que lo reúne con la libertad de la imaginación y a la vez lo enfrenta con la mezquindad del poder. La escritura como “un campo abierto, una vía de escape”. Y una pregunta
que insiste: ¿quién lleva a quién?
Valeria Tentoni