Melanie es alguien que tiene que atravesar los dos umbrales que nos entregan a lo desconocido: la muerte y la sexualidad. Entre gestos vacuos de amigos y vínculos, la protagonista de esta primera, precisa novela de Catalina Zabala, se debate entre el nihilismo imperante y la búsqueda del sentido último de las cosas. Sentido que no está, que no se encuentra: Esto era agonizar es el descubrimiento de que, como escribió la poeta, nada significa nada. Y, sin embargo, de algún modo, Melanie o quienquiera que atraviese estas páginas, tiene que avanzar, haciendo de cuenta de que sí, de que hay un sentido. La literatura, la buena, hace eso, después de todo: crea ficciones útiles para seguir. Ese es el mayor logro de la prosa de Zabala.
Fernando Bogado