En cada uno de estos poemas pasa algo increíble. Cada vez que se empieza a leer uno de los poemas, no se sabe qué es lo que va a pasar. Y cuando se lo termina de leer, asombra lo que acaba de pasar. La situación se repite poema a poema. Todo esto produce un efecto. El efecto es mágico y bastante adictivo. Tiene algo de evasivo, también, pero sin dejar de ser divertido y comprometido. ¿Comprometido con qué? Todos los poemas del Debut de Valentín requieren volver a ser leídos, una y otra vez, a lo largo del tiempo. Este es, entonces, un libro que no se termina nunca. ¿Lo que nos pasa cuando leemos un poema hoy será lo mismo que lo que nos pase cuando lo leamos en veinte años? Seguro que no, pero sólo hay una manera de saberlo: atesorando este libro, para leerlo hoy y dentro de veinte años.
Mariano Blatt