«Frente a un mundo cada vez más veloz, Camila Fabbri y Jazmina Barrera cultivan por unos meses el antiguo arte epistolar y crean, carta a carta, una temporalidad paralela. No es un gesto nostálgico, sino una aventura gozosa, que atraviesa océanos a la vez que añora la tierra firme; que sondea el significado de ser adultas y las particularidades de un oficio que respira en ellas; que examina los asombros y las broncas, las fobias y los pequeños placeres; y que va urdiendo el guion de una película futura. Una película al modo de un cadáver exquisito, en el que las amigas fusionan la imaginación, se trenzan en la escritura colaborativa y dan cuerpo a una fiesta propia, alucinada, brillante, parecida a la felicidad». —Alejandra Costamagna
Durante varios meses, Jazmina Barrera y Camila Fabbri se mandan mails al modo de las clásicas correspondencias entre autoras. Lo hacen desde todos lados: el asiento de un avión, una residencia de artistas, las calles de una ciudad o desde sus casas. Así, mientras el tiempo pasa, lento e imperceptible, la conversación se mete en temas inesperados. ¿De qué hablan dos amigas? ¿Qué cuerda invisible anuda a dos escritoras que viven a miles de kilómetros una de la otra?
Nuestro plan de fiesta juega a evocar el género epistolar, pero lo hace con las herramientas del siglo XXI. Vida personal y vida profesional se solapan en este ida y vuelta, que tiene la intimidad irrepetible de dos mujeres contándose sus cosas y la prosa de dos escritoras llenas de gracia.