Una chica trabaja un verano como guardavidas en la región costera de Coquimbo, en Chile, y lleva un diario de vida.
Entre boyas, algas y otros objetos y seres marítimos, nos vamos encantando por una expansión de la metáfora que se despliega en el texto como el movimiento de acercarse y alejarse de una ola, de dejarse tomar y llevar, y de resistir, para fijar un lugar desde donde se mira.
La mirada de Natalia Figueroa Gallardo es un ejercicio diario de comprensión del amor, de la destrucción, de la desigualdad, con una melancolía que la escritura atraviesa sin llegar a inmovilizarse, cultivando la inestabilidad de los sentidos. Diario de una guardavidas es un libro sobre el cuidado; sobre observar, admirar y proteger la libertad ajena.