«La ficción de Carlos Godoy se presenta cada vez más
como una forma de empecinamiento en la lucha por la
supervivencia. Se manifiesta entre los escombros de los
lenguajes perdidos y los imaginarios sociales arruinados
por la mandíbula de la historia. Como un arqueólogo
cimarrón, Godoy exhuma restos, figuras, imágenes y
retóricas abandonadas, rastrea resonancias e imagina
asociaciones y fabulaciones que constelan una mitología
radioactiva.
Contra cualquier voluntarismo, sus ficciones ponen en
cuestión el sentido de las catástrofes pasadas
inscribiéndose como augurios de un desastre futuro. Y lo
hacen de la única manera que la literatura puede hacerlo
sin caer en la infatuación: desnudando no los dramas
históricos, políticos y culturales que instituyen una realidad;
sino los procesos ideológicos con los que se les da o se
les quita sentido.
Como La construcción, La limpieza recrea las condiciones
naturalizadas de un mundo desolado y hostil. En ese
espacio-tiempo continuamente alterado, la humanidad (lo
que queda de ella) se encuentra a merced de fuerzas
extrañas. Como en todas sus ficciones, la respuesta de Godoy es una vez más
política: para lidiar con lo siniestro hay que reconciliarse con la verdad de los saberes
“bajos”». Maximiliano Crespi.