Las culturas Selk’nam, Yámana y Kawéskar, fueron borrada violentamente por la colonización europea. Hasta una libra inglesa ofrecían los colonos por la cabeza de cada indígena asesinado. Sus cráneos fueron enviados sistemáticamente al Museo de Antropología de Londres, de forma brutal y despiadada. En ese marco, las investigaciones y denuncias del antropólogo alemán, Martín Gusinde, constituyeron un aporte clave para la memoria de los pueblos exterminados. En sus escritos podemos acceder a un mundo cuya desaparición, es la muestra de lo más oscuro de la modernidad.