EN LAS MONTAÑAS DE LA PROVENZA, LA GUERRA HA SUSTRAÍDO A TODOS LOS HOMBRES DE LA ALDEA. EN DOS AÑOS NO SE VIO NI UNO: NI HOMBRES, NI LADRONES, NI AUTORIDADES, NI CURAS. YA AGOTADAS POR LA FATIGA Y POR LA FALTA DE AMOR, CON EL SENTIDO PRÁCTICO Y LA DETERMINACIÓN QUE SIEMPRE LAS CARACTERIZARON, LAS MUJERES ESTABLECEN UN PACTO: EL PRIMER HOMBRE QUE LLEGUE A LA COLINA SERÁ DE TODAS. Y TODAS LAS NOCHES SE DIVIERTEN EN IMAGINAR CÓMO SERÁ ESTE HOMBRE. COMO HABLARÁ, REIRÁ, DORMIRÁ Y COMERÁ. HASTA QUE, UN DÍA, DESDE LA LOMA, LO VEN FINALMENTE LLEGAR.