Apasionado; dulce; ambiguo; doloroso; el encuentro entre dos varones se repite domingo a domingo en un pequeño departamento. Desde allí se asoman al balcón frente al que se despliega el horizonte majestuoso de árboles y edificios de una Buenos Aires pobre y necia; que grita su ruina. Vendrán inmediatamente los días que los separen; los de la semana; la que los seres humanos dedican al trabajo y la familia. Y volverá luego el día de la entrega y la celebración. A la cálida primavera que anuncian los jacarandás de las plazas; la precedió la lluvia y le sucederá el frío. A la luz del ocaso; antes y después; el sol de la mañana. Y sobre la superficie clara y mínima de esas horas juntos -las del sexo y la conversación de pocas palabras; un banquete que sacia y desespera- se extienden irremediablemente las sombras de las que está hecho el amor. En esta novela delicada e intensa; Julián López incita a sus personajes a persistir en el viaje hacia el corazón de los otros. Porque es sólo en esa búsqueda a oscuras que se revela el sentido de la vida.