Julia emprende un viaje hacia La Cumbrecita, en el interior de Argentina. Necesita seguir los rastros de sus abuelos, quienes se le manifiestan de manera inexplicable. En La Cumbrecita escucha hablar de rituales y del avance político de quienes dicen representar la fuerza de la juventud. A su vez, Julia desarrolla ciertas habilidades. Un hallazgo que se vuelve el único hilo del que puede tirar, aunque al hacerlo se condene. En esta búsqueda se entrelazan las atrocidades cometidas por la última dictadura militar con la acogida de nazis en el país. La historia, como una herida que cambia de forma para repetirse, muestra que ambas violencias están más presentes de lo que se cree. -«Axel Levin es amable con los lectores: su escritura despojada, la velocidad de su prosa, el tamaño desu imaginación y sus conocimientos de los temas que trabaja son un alivio para la literatura contemporánea. Difícil dejar de leerlo», Luciano Lamberti. -«La historia, como ciencia, es el monstruo de esta novela: el fantasma que teje el terror en la vida de Julia.