Hay lugares que son inolvidables. Viajes que nos cambian la vida. Tal vez este libro tenga algo de ambos. Su prosa se desplie- ga como una cartografia del deseo, una errancia orientada, una brújula para encontrar la verdadera vida», al decir de Badiou. Maria Magdalena nos propone acompañarla en este camino. Acostumbrados a su poética, ahora la vemos proyectarse hacia el relato, la anécdota y el elogio del viaje. Sus palabras llegan más lejos que los sitios que recorre. Sus preguntas, al contrario, nos sitúan súbitamente en el cuerpo que habitamos. Sus reflexiones son el recorrido de una existencia. Diario de la erran- cia es la trama de una intimidad y un viaje en si mismo. Un trabajo con el lenguaje para encontrar la palabra que ampare. En su collage literario nos cuenta sensaciones, lecturas, literatu ras que contribuyen a sopesar el vértigo, atravesar abismos, o contemplar tempestades. Un libro que todo viajero quisiera tener de compañero, para volver visibles esos detalles que aún palpitan en los territorios por descubrir, y hacer propios.
Nicolás Cerruti