Nos han enseñado que los libros han de ser recios, duros, siempre nuevos para que sus páginas no crujan, olorosos. Por dentro y por fuera. En su contenido y en su continente: los libros han de ser machos. Y universales. Y totalitarios… Pero no. Pues como este ensayo plathiensemente titulado demuestra, los libros también pueden ser seres frágiles, vulnerables, vidas volátiles a las que hay que cuidar con las manos y con el alma al leerlos. María Magdalena nos ha dado una biografía personalísima de Sylvia Plath. Leer sus reflexiones sobre la maternidad y sobre la muerte es como acercarse con los dedos a la fontanela de un recién nacido. Piel delicada que dentro guarda un latido intenso. Páginas leves que dentro guardan el latido de tantas ideas sobre lo que significa ser una escritora a la que tomaron por loca. Nunca la fragilidad había sido tan peligrosa como entre estas páginas. Por eso estoy convencida de que nos encontramos ante una de las más apasionantes aproximaciones a la vida y a la obra de la autora de Ariel. Sea el milagro.
Texto de Luna Miguel
--
Sobre la autora: María Magdalena (1984, Buenos Aires) es poeta y escritora. Psicoanalista. Editora en Las Furias. Trabajó con niños, adolescentes y adultos en los hospitales C. Tobar García y J. T. Borda. Co-organizó conversatorios sobre psicoanálisis y feminismos, y ciclos de poesía y música. Publicó los libros de poesía «Spleen» (2013, Letra Viva), «Los nombres del padre» (2016, Buenos Aires Poetry), «La pequeña muerte» (2015, plaquette artesanal), «Continente negro» (2018, Alción editora; 2021, el diván negro —México—), el ensayo «La perfecta desnudez. Conversaciones desde Alejandra Pizarnik» (2018, Letra Viva) en co-autoría con Javier Galarza y Leonardo Leibson y «Diario de la errancia. Elogio del viaje» (2020, La Docta Ignorancia).