Aparecida en 1966, Una luz muy lejana es la primera novela publicada por Daniel Moyano, luego de varios libros de cuentos.
Bastan un par de menciones epocales –la construcción del edificio de correos y una carta enviada a Evita– para ubicar el desarrollo de la novela hacia finales de la década del 40 y principios de la década siguiente. En esa Córdoba preindustrial a Ismael le llaman la atención las estatuas, las iglesias, los edificios, los puentes, pero también el río serpenteante, el movimiento incesante del centro y los animales domésticos de los barrios pobres.
Como si se tratara de un recreo, el joven protagonista algunos días se dirige hacia los márgenes elevados de la ciudad y la observa a sus pies. Esta metáfora concentra las contradicciones que encarna mientras erra por esa ciudad desconocida, por momentos sórdida, en la que no tiene a nadie, es llevado por la corriente de los días y de las relaciones humanas hacia la inquietante periferia, territorio de iniciaciones que Moyano despliega con una poética áspera y sin embargo redentora.