En El embarazo de mi hermana la narradora nos describe, con insólito talento y bajo forma de diario, el embarazo de su hermana mayor; y lo hace de una manera aparentemente fría y analítica aunque no exenta de ironía, sin ahorrarnos ningún detalle sobre los problemas de peso, la bulimia, los antojos. Así, pasada la fase de las náuseas, la embarazada recupera su voraz apetito y se pone a engullir compulsivamente una mermelada de pomelo que le prepara su hermana, episodio clave que llevará el relato a un inesperado desenlace. Metáfora de la soledad y del sentimiento de pérdida para la mujer japonesa de hoy en día, esta parábola se empieza leyendo con fascinación y luego no sin algo de pavor.