Los textos de Sumario de plantas oficiosas. Un ensayo sobre la flora hablan sobre trasplantes, extinciones e invasiones y buscan hacer una contribución al inventario de ficciones e iconografías de las plantas. Reúnen especies reales e imaginarias, provenientes de intereses, preferencias e historias de vida propias y ajenas. No hablan de plantas representativas o importantes, sino de una relación aficionada con el mundo vegetal.
Escritos en su totalidad durante el encierro provocado por la pandemia del covid-19, recogen anécdotas, recuerdos y datos de lector, espectador de arte, jardinero y nieto de campesinos. Forman una especie de diario imaginario sobre presencias y ausencias, representaciones y perplejidades de la flora en un momento de dificultad extrema.
Es preciso recordar a Nabokov, quien hace decir al narrador de uno de sus cuentos de juventud que “todos los árboles son peregrinos”. La extinción, la recuperación y la persistencia viajera de una semilla, un esqueje o una espora que se implantan en la cultura me hacen pensar en la escritura de una especie de obra confesional durante el confinamiento, en la que pueda hablar de las relaciones que arte y ficción tienen con la conciencia de que vivimos en un mundo habitado mayormente por plantas.