Madre noche es un desafío moral por completo provocador, donde las fronteras entre el bien y el mal, la traición y la lealtad, la verdad y la mentira aparecen siempre confundidas. Los mandatos explícitos o tierna y subrepticiamente encubiertos se despliegan en una dinámica novelesca de eficacia admirable.
Howard W. Campbell, Jr., escritor estadounidense que vive en Alemania a inicios de la Segunda Guerra Mundial, transmite por radio discursos favorables al nazismo, mientras a través de las pausas, las toses y los acentos comunica información valiosa para la causa aliada. Como doble agente, Campbell desconoce el sentido de los mensajes que envía a sus compatriotas, y no se interesa por las consecuencias de sus ardientes proclamas radiales. Solo jura formar parte de una nación de dos que compone con su amada esposa Helga, la única patria a la que desea servir. Pero, cuando la guerra termina, deberá hacerse responsable tanto de sus actos como de sus omisiones.
Solo un autor del talento de Vonnegut es capaz de construir esta sátira sobre el amor y la guerra, la identidad y la culpa, con un estilo fulgurante, implacable, y una agudeza perceptiva que resulta absolutamente espléndida.
Esta es la única novela mía cuya moraleja conozco. No creo que sea una moraleja espectacular, es solo que sé cuál es: somos lo que fingimos ser, así que debemos tener cuidado con lo que fingimos ser.