Cuentos para los hombres que son todavía niños fue publicado por primera vez en 1919 bajo el seudónimo de Teresa de la , en Buenos Aires. Estos ocho relatos que la escritora dedicó a sus hijas, son un acercamiento a lo definitivo del terror, la soledad y la muerte. Dando voz a una muñeca de trapo, a un burro o al espectro de un arriero que deambula con un puñal en el pecho, Teresa Wilms Montt va enhebrando preguntas tan espeluznantes como reveladoras: «¿Es cierto que la bondad no existe?». Así, por medio de una prosa única y descarnada, advierte a sus lectoras sobre lo crepuscular de la existencia, como si estas páginas fueran consejos de ruta, o quizás también, un abrazo. La narrativa de Wilms Montt representa el horizonte más desconocido de su obra, donde, con igual voracidad que en sus diarios y poemas, consigue desbordar cualquier atadura de su tiempo, consagrándose como una de las escritoras chilenas más deslumbrantes y anómalas de principios del siglo XX. "Una autora eclipsada por su intensa biografía: lo tenía todo, talento, educación y belleza, pero su fuerte personalidad la hizo chocar con unas convenciones sociales que desde niña la castigaron por su pasión literaria" Elisa Fernández-Santos, El País España .