1 cuota de $21.999 sin interés | CFT: 0,00% | TEA: 0,00% | Total $21.999 |
3 cuotas de $7.910,84 | Total $23.732,52 | |
6 cuotas de $4.256,07 | Total $25.536,44 | |
9 cuotas de $3.051,75 | Total $27.465,75 | |
12 cuotas de $2.460,59 | Total $29.527,06 | |
18 cuotas de $2.889,20 | Total $52.005,64 |
6 cuotas de $4.994,51 | Total $29.967,04 | |
12 cuotas de $3.320,02 | Total $39.840,19 |
1 cuota de $21.999 sin interés | CFT: 0,00% | TEA: 0,00% | Total $21.999 |
Con todas estas voces gritando en sus oídos, ¿cómo puede el artista seguir en paz en su estudio, contemplando su modelo o su manzana en la fría luz que atraviesa la ventana? Se ve obligado a participar en política. Dos causas de suprema importancia para él están en juego: la primera es su propia supervivencia; la otra es la supervivencia de su arte.
Virginia Woolf
El arte y la literatura, en estos ensayos, aparecen como instancias democráticas y necesarias para un nuevo mundo. La idea de que un artista no puede y no debe separarse de su entorno es repetida una y otra vez en los textos, que nos muestran a una Woolf que cree en un mundo distinto al que conoció: una literatura y un arte nuevos. Solo podemos imaginar la reacción que tendría en una época donde la información es lo más fácil de conseguir. Pero sus palabras siguen llamándonos a apoderarnos de la literatura y a hacerla nuestra, en vez de dejarla en las manos de la elite. Como la propia Virginia dice: “la literatura no es terreno privado de nadie”, así que no hay razones para no disfrutarla nosotros mismos.
Ana María Álvarez